Corría el año 1973 cuando los compositores de moda por entonces, Pablo Herreros y José Luis Armenteros le compusieron a Juan Bau la canción a la medida de su gran voz y de su estilo. Pablo era además su productor y “La Estrella de David” respondía a la historia de un amor que fue imposible, protagonizada por él mismo con una joven estudiante israelí, cuando después de una temporada en España regresó a su país entregándole en el momento de la despedida un anillo con el símbolo identitario de los hebreos.
Juan, que ya había lanzado un par de singles desde 1971 con su discográfica Zafiro-Novola, estaba a punto de estrenar su primer LP, cuya canción principal, que daba título al disco, era precisamente “La Estrella de David”, pero como adelanto, se lanzó un single con esta canción y “Mi canción desesperada” en la cara B y la reacción fue casi inmediata.
La canción comenzó a sonar en las radios españolas y en las de otros muchos países, desde Argentina y Chile, a Colombia, Perú, Ecuador, Panamá, República Dominicana, Costa Rica entre otros y lo que nadie esperaba tan súbitamente, sucedió.
“La Estrella de David” olía a éxito desde el momento de su grabación, pero sinceramente, nadie esperaba un terremoto de la magnitud que obtuvo y en tan pocas semanas. Se alzó hasta el número uno de todas las listas y el nombre de Juan Bau saltó a los titulares y a los medios en general como la nueva y joven estrella musical española.
Se que para nuestro amor llegó el final
Ya de nada valen las palabras
Tienes que partir, muy lejos de mi
De regreso a tú país
Aunque mi destino fue encontrar, tú amor
En tus ojos brilla la nostalgia
De otro o despertar
De otro renacer, bajo el cielo de Israel, larala
Se alejó de mi, en un atardecer
Con un beso, a flor de piel
Y al decir adiós, poco antes de partir
Me entregó, su estrella de David
Para no olvidar, su forma de mirar
Viviré, cerca del mar
Para no olvidar, sus noches junto a mi
Llevaré su estrella de David
Aunque mi destino fue encontrar tú amor
En tus ojos brilla la nostalgia
De otro despertar, de otro renacer
Bajo el cielo de Israel, laralá
Se alejó de mi, en un atardecer
Con un beso, a flor de piel
Y al decir adiós, poco antes de partir
Me entregó, su estrella de David
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